A primera vista, pasar de una carrera de 14 años en Recursos Humanos a ser consultora de Inteligencia Artificial y automatizaciones puede parecer un salto al vacío. Son dos mundos que parecen opuestos: uno centrado en las personas, la cultura y el talento; el otro, en datos, algoritmos y eficiencia. Sin embargo, he descubierto que mi profunda experiencia en RRHH no es solo relevante, sino que es mi mayor ventaja competitiva.

La tecnología, por muy avanzada que sea, no es más que una herramienta. Su éxito o fracaso no depende de la complejidad de su código, sino de su adopción por parte de las personas que la usan cada día. Y ahí, en el corazón de la interacción humano-máquina, es donde mi experiencia marca la diferencia.

1. Entiendo a las Personas, no solo los ProcesosEn RRHH aprendí que detrás de cada proceso hay una persona con sus propias motivaciones, miedos y necesidades. Antes de optimizar un flujo de trabajo, tienes que entender el "porqué" humano que hay detrás. Como consultora de IA, no llego a un negocio viendo solo tareas a automatizar; veo un equipo. Escucho sus frustraciones, identifico los cuellos de botella que realmente les afectan y diseño soluciones que no solo agilizan el trabajo, sino que mejoran su día a día.

2. La Gestión del Cambio es la Clave del ÉxitoHe liderado reestructuraciones, implementado nuevos sistemas de evaluación y gestionado la resistencia al cambio en innumerables ocasiones. Sé que la principal barrera para cualquier nueva tecnología es el miedo: miedo a lo desconocido, miedo a ser reemplazado, miedo a no saber adaptarse. Mi enfoque en la implementación de IA pone la gestión del cambio en el centro. Me aseguro de comunicar con transparencia, formar al equipo y demostrar cómo la automatización les liberará para que puedan centrarse en tareas de mayor valor, convirtiendo la incertidumbre en entusiasmo.

‍

‍

3. Optimizo para Humanos, no para RobotsUna automatización puede ser técnicamente perfecta, pero si es confusa o rígida, los empleados encontrarán la manera de no usarla. Mi experiencia diseñando políticas y programas para personas me ha enseñado a priorizar la usabilidad y la flexibilidad. Construyo sistemas de IA que se sienten intuitivos y que se adaptan a las personas, no al revés. El objetivo no es solo que la tarea se haga, sino que el equipo se sienta cómodo y empoderado por la nueva herramienta.

4. Soy el Puente entre la Tecnología y el TalentoHablo los dos idiomas. Puedo tener una conversación técnica sobre APIs y modelos de lenguaje, y acto seguido, explicarle al equipo de marketing cómo un nuevo chatbot les ahorrará 10 horas de trabajo a la semana en términos que entiendan y valoren. Esta capacidad para traducir lo complejo a lo práctico es fundamental para alinear la estrategia tecnológica con los objetivos de negocio y, sobre todo, con el bienestar del talento.

Conclusión:En definitiva, mi pasado en RRHH me ha enseñado la lección más importante: la tecnología más avanzada fracasará si ignora el factor humano. Mi trabajo como consultora de IA no es reemplazar personas con algoritmos, sino potenciar a esas personas con herramientas inteligentes. Mi misión es implementar una IA con alma, una que resuelva problemas reales para gente real. Y esa visión, forjada durante 14 años entendiendo equipos, es la que hoy pongo al servicio de tu negocio.

‍